Una de las consecuencias más destacadas de la pandemia ha sido la adopción generalizada del trabajo remoto. La mayoría de las organizaciones han enviado a casa a gran parte de sus colaboradores en tareas de tipo administrativo. Hoy muchos de nosotros lideramos juntas virtuales; preparamos presentaciones y las compartimos de manera remota; utilizamos plataformas digitales. En definitiva, nos hemos sumergido de manera acelerada en el mundo digital.
Muchos expertos consideran que esta tendencia es irreversible y que en el futuro una parte de la población laboral compaginará la asistencia a la oficina con el trabajo desde sus hogares.
Pero, ¿estamos realmente preparados para transformar de manera radical nuestros hábitos de trabajo? ¿Cómo se puede liderar y/o participar en un equipo sin tomar un café juntos de vez en cuando? ¿Cómo podemos crear cultura desde la distancia?
A continuación, te proponemos algunas lecturas que te ayudarán a reflexionar sobre el liderazgo, la cultura y el trabajo en equipo en entornos laborales que incorporan actividades en remoto.
Liderar desde la distancia: ¿capacidad o mentalidad?
La crisis Covid-19 ha empujado a muchos líderes a la administración remota. Muchos se han visto obligados a hacer esta transición de manera rápida y sin capacitación. Sin embargo, gestionar equipos en remoto requiere nuevas habilidades y competencias. Pero ¿Es la carencia de habilidades el principal obstáculo? ¿Qué pasa con nuestra mentalidad? Al fin y al cabo, todos hemos crecido en un ambiente laboral en el que el contacto personal y la socialización son elementos clave.
En este artículo de la HBR, los autores afirman que las principales barreras para gestionar eficazmente de manera remota están directamente relacionadas con la mentalidad de los líderes.
"Muchos líderes están sufriendo para mantener su efectividad y se beneficiarían de más apoyo organizacional. Un liderazgo de mayor calidad mejorará el bienestar y el rendimiento de los colaboradores remotos".
¿Es posible consolidar una cultura sólida en un entorno de trabajo virtual?
La mayoría de las organizaciones ven en la cultura un elemento esencial de cohesión e identidad. Sin embargo, la mayoría de las prácticas que se utilizan para gestionar la cultura organizacional se apoyan en rituales de naturaleza presencial. ¿Cómo podemos crear una cultura compartida entre colaboradores que no siempre coinciden en el tiempo y el espacio?; ¿Estamos abocados a convivir con diferentes culturas?; Los rituales de cultura, ¿sólo serán para los que vienen más a la oficina?; Los colaboradores que sólo trabajan en remoto, ¿renunciaremos a su proceso de socialización?
En el siguiente artículo, Mckinsey analiza cómo los distintos esquemas de trabajo remoto impactan en la cultura y ofrece algunas recomendaciones para crear mecanismos de cohesión y socialización.
"Si bien los beneficios potenciales son sustanciales, la historia muestra que mezclar el trabajo virtual y presencial puede ser mucho más difícil de lo que parece, a pesar de su éxito durante la pandemia".
Participar en un equipo remoto, sigue siendo trabajo en equipo, ¿o no?
Años de investigación y estudio nos han enseñado que la ausencia de un propósito claro, normas y procedimientos inconsistentes, roles poco precisos y la falta de una identidad común son causas frecuentes del desastre de un equipo. La pandemia no ha hecho más que acentuar muchos de estos fenómenos.
Para evitar que este tipo de problemas se conviertan en permanentes, las organizaciones deben hacer un balance detallado de lo que está sucediendo y planear con cuidado los cambios a introducir en la gestión de sus equipos para asegurar su efectividad.
Por último, en el siguiente artículo de HBR los autores nos ofrecen una guía en tres etapas para asegurar que el trabajo en remoto se consolida cómo un rasgo de la cultura organizacional y se desarrolla de manera efectiva
"Las presiones sobre los equipos continuarán en el futuro a medida que las empresas cambien su enfoque hacia cómo y cuándo devolver a los empleados a la oficina".
Los esquemas de trabajo remoto introducidos durante la pandemia se consolidarán en el futuro. Sin embargo, para aprovechar al máximo los beneficios potenciales de este paradigma, las organizaciones deberán introducir cambios importantes en sus modelos de gestión, en sus habilitadores de cultura y en las prácticas de trabajo en equipo. De no hacerlo, corren el riesgo de entrar en una senda de ineficiencia, falta de compromiso y baja productividad.
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